KUALLI TLANEXTLI

PAOLA SANTANA, 2005

"QUE SU SOL SEA BRILLANTE"


IN TLANEZTIA IN TONATIUH NOCHTIN


Danzantita, así me decían...

     Hace ya muchos años, en los sucesivos cavos de año de los jefes Emilio y Andrés, había mucha gente para mi desconocida, extraños que decían conocer y llevar las enseñanzas de estos jefes a lugares y grupos de danza que en mi vida había escuchado siquiera mencionar. ¿Que raro? me decía, como imaginar que esos jefes con quienes jugaba y que a su vez eran tan imponentes y enérgicos conmigo, tendrían tantos "seguidores", pero si yo los veía casi siempre con las mismas dos personas, mi jefa Jose y mi jefe Miguel... ¿en que momento esos cuatro se multiplicaron? ¿como es que no lo vi? ... ahhh la danza!

     Mi esfera roja se convirtió en burbuja azulosa transparente, y ahora podía ver un poquito al exterior, y contemplaba entonces todo lo que habían materializado esos cuatro personajes; era como si todas esas "leyendas" y "cuentos" que me había memorizado por exigencia de ellos, surgieran e invadiera mi realidad... que locura...!  Entonces sí existian las doncellas; entonces Huitzilopochtli realmente nos sigue susurrando al oído; entonces los señores gigantes (las montañas y montes), mis abuelos semejantes más antiguos, me dejan vivir en su regazo y me regalan a mi señora agua; entonces es verdad que la conciencia y la memoria pueden matar, y que el espejo que humea esta presente todos y cada uno de los días; entonces es cierto que si pongo mis pies sobre la tierra , ella me regalara potencia para mi vida. Santo Dios! que maravilla.... entonces, mis jefes no me mienten, ellos me enseñan, ellos me guían... ahhh la danza!

     Esos cuatro si que eran enérgicos, recuerdo cuando la generala Josefina me jaló las orejas tan tan arriba mientras me decía que el sahumador jamás lo debo prender con un encendedor y que no debía "bailar" con el atuendo puesto (se me ocurrió moverme al ritmo de una banda de música mientras estaba el descanso), aún siento el calorcillo quemante e la punta de mis orejillas; ó cuando el jefe Emilio  me despertó de un ligero trance causado por la melodía de las conchas de armadillo, con el estruendoso sonido de su sonaja de metal chocando con su sillita de ruedas, lanzándome después  una mirada enojada por el rabo del ojo y;  como olvidar el día que, en velación, osé pasar por en medio de dos mantas blancas colocadas en el piso para hacer el Santo Suchil y el Ollin,  mi jefe Miguel  sonó su concha tan fuerte y me dijo que permanecería hincada toda la noche, incluso en descansito... y que así, la salida del Sol reflejada en el Santo Suchil levantado me darían su gracia... y que ojalá entonces comprendiera la importancia de no ensuciar ni estropear nuestras formas; o una vez que saltando como chapulín, el jefe Andrés me detuvo y se puso a dazar "Sol", solo me dijo que lo viera.... ay carambolas que feo sentí... lo ví y supe que años de bailar no me habían enseñado a "danzar"....
     Así muchos me han regañado-enseñado,  Pedro cuando no canto, José Juan cuando no llevo suficiente carbón o me quejo demasiado, Antolin cuando uso concha y no llevo cuerdas, Ameyal cuando no me aprendo los nombres de las danzas, Martín cuando pretendo que me enseñe mas de dos cosas a la vez o cuando no he concluido una enseñanza... Chuchin, cuando no uso todas mis plumas en la cabezota, Alfonso cuando me quito el copilli antes de terminar la obligacion, Tere cuando me distraigo y no acudo pronto a sus llamados, Chabelo, cuando paso por alto un estandarte, Helga cuando llego tarde a las salutaciones, Arturo cuando hablo de más, Florecita cuando no parto el copal antes de comenzar la obligación, Felipe cuando no cargo copal negro o saludo a un estandarte en una levantada de cruz... 
     .... y cada vez que ellos: sargentos, jefes, capitanes, generales o venaditos, hicieron o dijeron algo  a mi o en mi presencia, permanecí muda para poder oír, ciega para poder hablar y sorda para poder ver, aplicando la ley del mono... tratando de entender, imitando en un principio...  ahhh la danza!

    Mis compañeros, como les decía cuando era pequeñita y jugaba con ellos, se transformaron en mis compadres y algunos en guías pero, ¿como explicar la diferencia entre compañero y compadre? no lo se, supongo que la sensación y emoción de convivencia y aprendizaje con un jefe de danza es distinta dependiendo, entre otras cosas, de como es tu primer acercamiento a ellos; si eres heredero, si eres llamado desde muy niño (como es mi caso), si naces dentro de una Mesa, si eres ya mayor en el primer encuentro, o si simplemente eres allegado... Uno está ahí, dejando que SUS vidas, SUS enseñanzas nos penetren en cuerpo, mente y espíritu, asumiendo las encomiendas, disciplinándose, viviendo y conviviendo respetuosamente, en armonía.  Los jefes tienen hijos, pero no siempre sus hijos son sus herederos,  los herederos no siempre honran su condición, los que tienen otra forma de vida y se acercan de pronto, a veces resultan grandes jefes,  los niños danzantes no siempre son adultos danzantes y  los chamacos latosos y groseros que les jalamos las nahuas a los jefes, a veces conocemos la disciplina amorosa de la danza y danzamos, es nuestra forma de vida.  
     La Danza, más allá de como son los acercamientos, produce esa cosa maravillosa que se siente en la barriga. Uno ofrenda con alegría,  a pesar de las sensaciones del cuerpo, de la memoria personal o histórica, de las dolencias o carencias del espíritu. Cuando uno esta en el círculo, en la coronita de flores al Dador de la Vida, es capaz transformarlo todo, nos asemeja más allá de la carne y el entendimiento, nos hace uno sin dejar de ser únicos.  ... ahhh la danza!

     Las experiencias todas en comunidad, se viven y se sienten diferentes... no sé si mejor o peor, solo diferentes, y así es como he decidido vivir, en comunidad y armonía con el entorno, con mis semejantes, con mis diferentes y con los no tan semejantes ni tan diferentes... Con mis compadritos...

    A esos primeros cuatro jefes que apretaban mis cachetes hasta dejarlos rojos en un acto de regocijo y fe, como quien descubre la raíz naciente de una semilla y siembra.. Xinachtli.... xinachtli... xinachtli. A ellos quienes me dijeron comadrita cuando yo les decía compañeros, TLAZOCAMATLI... por permitirme danzar a su lado...

 ... ahhh la danza!